El
supuesto básico del plan deriva de la preocupación por atender las
necesidades de todos los alumnos que en este caso tienen que ver con
dificultades de aprendizaje que tiene que ver con el contenido de la
intervención enmarcado dentro la atención a la diversidad y la
igualdad de oportunidades que todos deben tener, y en el que el
conocimiento de la lengua (de los que algunos alumnos carecen) como
medio de progreso, integración e interacción es vital para la
obtención de resultados y una educación, de paso, intercultural.
Reconocer este principio es querer flexibilizar y acogerse a la
teoría sistémica del aprendizaje en la que es el contexto y no el
alumno quien debe propiciar las condiciones ideales para favorecer el
proceso e-a, educativo, formativo y integrador a través de una
dinámica conjunta de acciones, apoyos y colaboraciones
contextualizadas (al centro, al grupo-clase- al individuo) a través
de medidas que se vayan implementando conforme a la teoría del
andamiaje (Bruner, 1956), o las propias de un proceso
constructivista, desde el éxito a nivel individual y grupo-clase
para hacerlas extensibles al centro en general tras su experiencia
positiva.
En
este marco debemos hacer una interpretación ambientalista de las
dificultades del aprendizaje, próxima a un modelo sociocontextual
(Bandura, 1977), bajo un enfoque curricular, entendido como un
conjunto de prácticas educativas que se llevan a cabo en el centro a
través de las cuales se delimitan contenidos, evaluaciones y qué,
cómo y cuándo enseñar y evaluar, pero no como producto cerrado
sino como un proceso negociado, constructivo y sujeto a revisión
continua como deben reflejan con garantías las medidas del centro, y
en el que el papel nuestro o del psicopedagogo-asesor no sea de único
responsable ni “experto” sino de guía en la consciencia
colectiva del problema que se plantea.
También
recalcar que si bien se tratará de corregir un problema, no debe
confundirnos que en realidad, la forma en que esperamos corregirlo
por parte de toda la comunidad de profesionales (psicopedagoga,
equipo docente, CAD, etc...) denota un fin preventivo último pues se
pone en batería a todo el centro al entender que tal necesidad y
demanda es responsabilidad de todos, y el objetivo es considerado
global porque atañe al sentido y forma de entender el currículum,
la educación, sus objetivos y la forma de procurar atenuar o
erradicar las necesidades educativas de sus participantes (alumnos) a
través de la mejora del proceso de enseñanza y la disposición de
apoyos a la atención a la diversidad (modelo curricular) del
contenido, y la forma de implementar dichas mejoras y decisiones a
través de un modelo colaborativo en el que la psicopedagoga es una
más del complejo sistema de fuerzas y acciones de un modelo de
orientación y intervención colaborativa desde el enfoque
educacional constructivo del proceso y un modelo de intervención
mediacional-institucional bajo un un papel de colaborador que
pretenden a medio plazo prevenir las mismas dificultades, (y no sólo
paliarlas) a través de la mejora del proceso e-a en contextos
concretos como el nuestro, propio de un modelo constructivista.
Así,
las
adaptaciones curriculares que son
modificaciones temporales de objetivos, contenidos, criterios de
evaluación o metodología para que los alumnos con DA, entre los que
se encuentran un alumno de acogida de sudamérica, un alumno de
andalucía y tres alumnos con dificultades de aprendizaje alcancen
las competencias curriculares de su curso serían sólo una de las
alternativas que subyacen a un entramado previo y organizado en el
que se deben prever ya un plan de atención a la diversidad y una
declaración de intenciones. En definitiva, las adaptaciones son solo
un recurso docente más para responder a las NEE atendiendo a la
importancia de tres ideas a nivel educativo, cultural y pedagógico.
El
proceso e-a debe ser entendido desde una visión sistémica, y el
papel psicopedagogo amparado en un enfoque educacional
constructivista, para favorecer la toma de decisiones concernientes
al contexto bajo la teoría sociocontextual de Bandura o la propia de
ZDP de Vigostky. El modelo educacional constructivista adquiere
relevancia porque además de ser preventivo no centra el punto de
partida en las limitaciones del alumno sino en las posibilidades que
pierde por la mala coordinación del contexto, por la ausencia de
estímulos o por la desajustada oferta metodológica, y por tanto,
sabe de la necesidad de basar la intervención como respuesta a un
entorno interactivo, en el cual la propia escuela, profesores,
alumnos y contenidos tienen mucho que ver en la integración y logro
de avances de los nouvinguts y de los alumnos que muestran
dificultades por capacidad intelectual.